lunes, 28 de julio de 2014

El café de tus ojos, capítulo 2


Título: El café de tus ojos
Categoría: KHR!
Pareja: 1827 – Hibari x Tsuna
Género: Romance, Drama, semi AU
Advertencias: Posible OoC
Autor: Ziqu
Palabras: 4800+
Tipo: Longfic
Estado: En proceso (2/?)

Resumen:
El color de sus ojos era atrayente, esas perlas de chocolate brillaban con intensidad cada vez que lo veía. Aunque fuera por poco tiempo, sus ojos se conectaban con los propios y se perdían en la inmensidad, sin embargo, aun cuando amaba verlos, odiaba la razón de ellos.


Disclaimer:
Creo que, en el primer capítulo, me faltó poner el descargo de responsabilidad. Me disculpo por ello. Bueno, los personajes le pertenecen a Akira Amano sensei, no pretendo lucrar con ellos.

Notas:
Pues sí, la trama está medio enredosa pero, como dijo Mery, se irá aclarando conforme vaya avanzando. Y, como les había dicho anteriormente, son capítulos cortos, así que, el de hoy también lo es; sin embargo, para compensarlo, subiré el tercero dentro de dos o tres días.

¡Que lo disfruten~!



El café de tus ojos
Por Ziqu

~*~
II
Nana
~*~

Cuando Nana, la madre de Tsuna y sacerdotisa del Templo Sawada, llegó, vio a su hijo siendo acunado entre los brazos de Kyoya, el ninja más fuerte del clan Vongola.

Tsunayoshi se aferraba a los brazos que lo mantenían envuelto en un abrazo protector aun y cuando estuviese dormido profundamente. Nana sonrió ante la escena y se adentró en la habitación dejando la lámpara de aceite cerca de ambos.

—Como siempre, eres el primero en llegar —dijo ella con voz dulce y amable, acomodando el futón de su hijo.

Kyoya no respondió pero le dedicó una mirada que sólo ella, y tal vez su hijo, podían descifrar: Preocupación pura.

—Estará bien. Cuando despierte podrá volver a moverse y hablar correctamente.

—Nana-sama…

Los cabellos azabaches de Kyoya se movieron con ligereza en tanto él volvía su vista a las lágrimas secas en el rostro del castaño. Tomó un poco de aire y continuó hablando ante la atenta mirada de la sacerdotisa que le indicaba que podía tratarla con familiaridad, a final de cuentas estaban solos y ella lo quería como si fuera su hijo.

—Nana…san. ¿No cree que… —dejó a Tsuna en el futón con mucho cuidado—, estos episodios se han vuelto más seguidos? —le acarició el rostro inconscientemente, olvidando por un momento que la madre de su amigo estaba ahí.

La mujer observó con sumo interés la acción del ninja, sonriendo para sus adentros al comprender que había sido involuntaria pero deseada. Una vez que su hijo se hallaba recostado, procedió a cubrirlo con las mantas y cobijas necesarias para resguardarlo del frío de esa noche especialmente helada.

—Dime, Kyoya. ¿Por qué no trajiste luz contigo sabiendo que Tsuna podría llegar a verte?

La pregunta lo tomó por sorpresa pero no lo demostró en lo absoluto, aun así, Nana sabía cuán sorprendido estaba por la mirada reflejada en sus ojos. Nada se le escapaba a ella, incluso la pequeña vacilación del joven al pensar si debía responder o no a su pregunta. Aunque ya intuía cuál sería la respuesta.

—La primera vez que Tsunayoshi te vio, estaba muy feliz. Incluso antes de verte dijo que conocería a la niña más bonita de toda la aldea pero que no entendía por qué estaba rodeada de puros niños —un ligero carmín adornó las mejillas de Kyoya—. ¿Recuerdas eso? Él tenía cinco y tú siete años. Fue la primera vez que sus poderes como vidente se hicieron presente.

—También fue cuando juré mi lealtad y mi vida a él…

Palabras: 418
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